El individualismo religioso, el avance de la secularización, el creciente número de católicos que vive su fe por libre son algunas de las muchas razones que han llevado a Acción Católica a cerrar filas y aglutinar sus tres movimientos (jóvenes, niños y adultos) en uno solo: Acción Católica General.
Han hecho falta cerca de diez años de trabajo y una profunda reflexión para alcanzar esta nueva estructura organizativa que tiene como principal objetivo: «ser más eficaces en la Evangelización».
«No podemos evangelizar cada uno de forma independiente y aislada. Estando separados es difícil ser eficaces. Hay que partir de la comunión y la corresponsabilidad», explicó ayer el obispo de Ciudad Rodrigo y consiliario de Acción Católica Española, monseñor Atilano Rodríguez, durante una rueda de prensa para presentar las prioridades que se ha planteado este movimiento tras su refundación en una Asamblea Constituyente celebrada este verano en Cheste (Valencia), donde se reunieron más de 600 militantes procedentes de 40 diócesis.
La formación del laicado es una de las principales metas que se ha propuesto Acción Católica para esta nueva etapa ante la falta de coherencia que existe entre la celebración de la fe y el anuncio de la fe en la vida pública. «Esto se debe a un déficit de formación. Durante mucho tiempo pensamos que por el hecho de tener unas prácticas, los católicos tenían una fe segura. Este es el gran problema de la Iglesia en España», afirmó el prelado, quien confió en que «ofrecer el cauce organizativo que tiene la Acción Católica al resto de los miembros de la parroquia y el barrio donde está inserta» servirá para revitalizar la Evangelización y el compromiso de los laicos.
La Acción Católica General son grupos de laicos que trabajan en colaboración con los párrocos. Está organizada en tres niveles: parroquial, diocesano y general y cuenta con más de 4.000 militantes en nuestro país.
Han hecho falta cerca de diez años de trabajo y una profunda reflexión para alcanzar esta nueva estructura organizativa que tiene como principal objetivo: «ser más eficaces en la Evangelización».
«No podemos evangelizar cada uno de forma independiente y aislada. Estando separados es difícil ser eficaces. Hay que partir de la comunión y la corresponsabilidad», explicó ayer el obispo de Ciudad Rodrigo y consiliario de Acción Católica Española, monseñor Atilano Rodríguez, durante una rueda de prensa para presentar las prioridades que se ha planteado este movimiento tras su refundación en una Asamblea Constituyente celebrada este verano en Cheste (Valencia), donde se reunieron más de 600 militantes procedentes de 40 diócesis.
La formación del laicado es una de las principales metas que se ha propuesto Acción Católica para esta nueva etapa ante la falta de coherencia que existe entre la celebración de la fe y el anuncio de la fe en la vida pública. «Esto se debe a un déficit de formación. Durante mucho tiempo pensamos que por el hecho de tener unas prácticas, los católicos tenían una fe segura. Este es el gran problema de la Iglesia en España», afirmó el prelado, quien confió en que «ofrecer el cauce organizativo que tiene la Acción Católica al resto de los miembros de la parroquia y el barrio donde está inserta» servirá para revitalizar la Evangelización y el compromiso de los laicos.
La Acción Católica General son grupos de laicos que trabajan en colaboración con los párrocos. Está organizada en tres niveles: parroquial, diocesano y general y cuenta con más de 4.000 militantes en nuestro país.
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